Desde al año 2000 cada 4 de febrero se celebra el día mundial contra el cáncer. Fue una iniciativa promovida por por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) y la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC) con el objetivo de movilizar y concienciar a la sociedad para avanzar en la prevención y la investigación de esta enfermedad. Se escogió precisamente el 4 de febrero porque fue exactamente el 4 de febrero de 2000 cuando, en el marco de la cumbre de París, el entonces presidente francés, Jacques Chirac, firmó la llamada Carta de París, un documento apadrinado por seis ‘sabios’ determinados a poner en el centro de la agenda pública del nuevo milenio la lucha contra el cáncer.
Ya hemos comentado en varios post anteriores (que os recomendamos leer) lo que es el cáncer y porque es tan peligroso. A modo de resumen podemos decir que «cáncer» es un término genérico que designa un amplio grupo de enfermedades que pueden afectar a cualquier parte del organismo. Se caracteriza principalmente por la multiplicación rápida de células anormales que se extienden más allá de sus límites habituales y pueden invadir partes adyacentes del cuerpo o propagarse a otros órganos, un proceso que se denomina metástasis. Es, de hecho, esta metástasis la principal causa de muerte por cáncer.
Cuando hablamos de cáncer todos sabemos que no estamos ante una enfermedad menor: causa unos 10 millones de fallecimientos al año. De hecho, los cánceres del aparato respiratorio (traquea, bronquios y pulmones) es la sexta causa de fallecimiento a nivel mundial con unos 1.8 millones de muertos en 2020. Y desgraciadamente, se espera que en los próximos años el numero de casos de cáncer aumente significativamente.
Sin embargo, en los últimos, principalmente, 50 años se ha producido un enorme progreso en nuestra comprensión de la biología detrás del cáncer. Todos estos avances se han conseguido con mucho esfuerzo ya que el cáncer es una enfermedad compleja y que siempre concede avances en pasos pequeños y difíciles de lograr. No es una enfermedad para la cual la cura única y decisiva vaya a aparecer de repente sino como consecuencia de muchos pequeños aportes a lo largo del tiempo.
Como decimos, en los últimos 50 años se han producido tremendos avances, en gran parte a través de una mayor comprensión de la biología que subyace a la enfermedad. Pero la investigación del cáncer todavía enfrenta desafíos. Ya hace décadas que se percibían señales que indicaban las direcciones en las que se podría encaminar la investigación del cáncer. Por ejemplo, en el año 1971 se publicaron en EEUU los resultados del primer ensayo clínico del tamoxifeno, una terapia hormonal para el cáncer de mama. La Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó el fármaco en 1978 para tratar cánceres avanzados y, desde entonces, el tamoxifeno se ha convertido en un pilar de la terapia contra el cáncer de mama. En aquella época era era también conocido que los genomas de las células cancerosas eran caóticos e inestables. En 1976, el citogenético (derivado de citogenética que es el campo de la genética que se dedica al estudio de la estructura, función y comportamiento de los cromosomas) del cáncer Peter Nowell se dio cuenta de que tal variabilidad genética haría que la tarea de encontrar terapias fuera mucho más difícil y compleja. Hoy sabemos que el cáncer no es una sino muchas enfermedades diferentes y eso lo hace muy difícil de curar. Los proyectos de secuenciación de tumores a gran escala nos han enseñado más acerca de cómo cada tipo de cáncer se puede dividir en subtipos de subtipos, y que cada tumor individual tiene una composición molecular única. Además, esta firma molecular cambia a medida que el cáncer progresa y responde al tratamiento.
Durante los últimos 50 años, los científicos han logrado avances notables en la comprensión de esta complejidad a través de proyectos llevados a cabo por investigadores básicos y clínicos que trabajan cada vez más en estrecha colaboración. Los proyectos Cancer Genome Atlas y Pan-Cancer Analysis of Whole Genomes han revelado tanto la complejidad del cáncer como pistas importantes para nuevos tratamientos. Los descubrimientos realizados durante la investigación básica sobre el ciclo celular han llevado al desarrollo de medicamentos contra el cáncer que se dirigen a ciertas proteínas del ciclo celular. El año pasado, la FDA aprobó un medicamento para algunos tipos de cáncer de pulmón que desactiva una forma mutante de la proteína KRAS. El gen KRAS está estrechamente relacionado con el primer oncogén humano, un gen con el potencial de causar cáncer, que se descubrió, alrededor de 1980. Y las terapias que se dirigen al sistema inmunitario han abierto nuevas vías de tratamiento para varios tipos de cáncer.
Este difícil y costoso proceso ha servido no obstante para salvar vidas. En 1971, solo la mitad de las personas en los Estados Unidos diagnosticadas con cáncer vivirían más de cinco años después de ese diagnóstico; ahora la fracción es de alrededor de dos tercios. Desde entonces, los científicos han reconocido el valor de la detección temprana, y en muchos países existen programas de detección temprana para algunos de los cánceres más comunes, incluidos el cáncer de mama y de colon.
Hoy en día, los científicos rara vez hablan de una cura amplia para el cáncer. En cambio, como dice Norman Sharpless, director del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU., el objetivo es acabar con el cáncer tal cual lo conocemos hoy en día. Algunos tipos de cáncer pueden ser una consecuencia inevitable del envejecimiento pero los investigadores pueden avanzar contra las deficiencias de las terapias actuales contra el cáncer, por ejemplo, abordando los cánceres para los que hay poco que ofrecer a los pacientes o encontrar formas de reducir los efectos secundarios de las terapias severas contra el cáncer. La combinación de avances tecnológicos con la colaboración continua entre investigadores básicos y clínicos será básica para seguir en la línea de aumento de comprensión de la enfermedad en los próximos 50 años.
