Todos somos conscientes que calentamiento global es un problema complejo que depende de multitud de factores. Sin lugar a dudas, la actividad humana es la principal causa de este fenómeno, pero debemos de tener en cuenta que también la propia naturaleza juega un papel relevante en esta historia. Si nos centramos en el problema de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), que es el principal, pero no el único factor que contribuye al calentamiento global, la mayoría de las veces la naturaleza juega a nuestro favor. Por ejemplo, de todos es sabido que las plantas, mediante la fotosíntesis, consumen CO2 y liberan oxígeno (O2) a la atmósfera. Pero en otros casos, como el que nos ocupa hoy, los procesos naturales contribuyen al aumento del CO2 en la atmósfera.
El hecho es que un equipo de investigadores de China, Japón y EEUU, liderados desde la Universidad Normal de Beijing (China), ha publicado un artículo a principios del mes de marzo del 2022 en el que revelan que los ríos emiten cantidades significativas de CO2 a la atmósfera. Para ello han hecho uso de más de 5900 mediciones de CO2 en ríos de diferentes tamaños. Estas mediciones directas se combinaron luego con la velocidad de transferencia de gas agua/atmósfera y estimaciones del área de la superficie del río a partir de un conjunto de datos de hidrografía global reciente para definir el flujo mensual de CO2. De esta forma el equipo pudo determinar qué los ríos y arroyos del mundo emiten entre 112 y 209 millones de toneladas de CO2 al mes. Esto significa que, al menos, los ríos emiten unos 1344 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera al año. Lo cierto es que, aunque esta cifra pueda parecer enorme, supone simplemente una pequeña proporción de las emisiones totales por la actividad humana. Hoy en día la quema de combustibles fósiles sumado a la actividad agrícola y ganadera generan unos 40000 millones de toneladas por año. Esto significa que los ríos emiten alrededor de un 3 % del CO2 que se emite por la actividad humana. Como vemos, es un porcentaje pequeño, pero aun así a tener en cuenta.
Los investigadores también se dieron cuenta de que la magnitud de las emisiones de CO2 de arroyos y ríos se ve afectada por los cambios estacionales de las cuencas hidrográficas. Las emisiones mensuales de CO2 varían mucho más en los ríos árticos y de la zona norte que en los ríos tropicales y templados del sur. La relación entre las emisiones fluviales y las emisiones terrestres totales anuales de CO2 es muy variable entre las regiones, y oscila entre menos de un 0,2 % en algunas zonas hasta llegar al 18 % en otras. Esto destaca la importancia de los ríos en el transporte del carbono terrestre a la atmósfera a través de las redes de drenaje global.
Pero, ¿por qué pueden llegar a tener tanta importancia los ríos cuando analizamos las emisiones de CO? La cuestión es que, como hemos mencionado anteriormente, los ríos sirven de transporte de carbono de tierra firme al océano. Si observamos en la imágenes adjuntas “el ciclo del carbono”, vemos que los ríos del mundo actúan como el sistema circulatorio de la Tierra, vaciando el carbono de la tierra al océano. Para entender esto debemos tener en cuenta que la materia orgánica, la que compone a los seres vivos, es rica en carbono. Todo el ciclo empieza con las plantas ya que mediante la fotosíntesis convierten el CO2 de la atmósfera en carbono orgánico (el que se incorpora a la propia planta) a través de la fotosíntesis. Este carbono fijado por las plantas se introduce así en los seres vivos en general ya que los animales se alimentan de plantas y otros animales de estos primeros, etc. Sin embargo, cuando las plantas o los animales mueren y se descomponen la mayor parte de este carbono finalmente regresa a la atmósfera. Pero una pequeña parte de este material termina en los ríos, que lo llevan hacia el mar, donde parte se deposita en el fondo del mar y se entierra y queda desconectado de la atmósfera durante millones de años, hasta que finalmente vuelve a la superficie en forma de rocas. Por otro lado, los ríos también erosionan rocas que contienen carbono en partículas trasladadas aguas abajo. El proceso expone el carbono al aire, oxidándose el carbono previamente encerrado en dióxido de carbono que puede escaparse de vuelta a la atmósfera.
Lo cierto es que a pesar de que el carbono de la biosfera (plantas y animales) es la principal fuente del carbono exportado por los ríos, los científicos también descubrieron que los ríos rodeados de una mayor cantidad de vegetación no necesariamente transportan más carbono al océano. En cambio, el transporte de carbono fue controlado principalmente por la capacidad de los ríos para movilizar y transportar partículas. La erosión es el factor clave, cuanta más erosión se produce a lo largo del río, más carbono se transfiere al mar y se secuestra desde el aire.
Hasta ahora, los investigadores generalmente se enfocaban en las emisiones de CO2 de la tierra y los océanos sin prestar mucha atención a los ríos. Pero los ríos y arroyos también absorben carbono del paisaje y lo liberan al aire como CO2. Estos resultados destacan la importancia de la hidrología, en particular el caudal de agua de los ríos, en las transferencias de carbono y la necesidad de tener en cuenta este efecto al medir el balance de carbono terrestre.

